




estaban acecinando a la vida.
el miraba desconsolado y pensaba,
de donde salia esa descorazonada costumbre de devorarse entre hermanos,
y cuanta participación avía de él en todo eso, la gente endemoñada seguía siendo victima de su propia ambición y en las calles la agitación cultural respiraba el denso oxigeno contaminado